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Terapia Gestalt: ¿qué necesito?

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Todas las personas aspiramos a tener una vida plena, a una vida de felicidad y realización. Sin embargo a lo largo de nuestra existencia pasamos por multitud de vivencias y situaciones que a veces hacen plantearnos si realmente estamos viviendo esa plenitud, si realmente vivimos la vida que en el fondo de nuestro corazón anhelamos vivir…

Algunos de nosotros en cierto momento de nuestras vidas decidimos ponernos a bucear en nosotr@ smism@s y a transitar por un proceso de crecimiento personal que nos ayude a localizar y desmontar las creencias que nos limitan y nos empequeñecen, a terminar ciclos incompletos de asuntos pendientes del pasado que nos libere de auto-sabotajes, ira, descontento, desconfianza…

Para llegar a ser la persona real que somos: auténtica, viva, sensible, sin temor a ampliar su campo de experiencia y conocimiento, es necesario pasar por la toma de conciencia de lo que Fritz Perls, uno de los principales padres de la terapia Gestalt, describe como los cinco estratos o capas:

  • El estrato de los clichés: rituales superficiales de socialización sin contenido auténtico
  • El estrato de los papeles o roles sociales: al representar roles que dependen de la situación, nos relacionamos desde una capa externa: nuestra máscara, que se basa en estereotipos, lo que nos hace especiales a cada uno de nosotros no tiene cabida aquí
  • El impasse: tomamos conciencia de nosotr@s mism@s, de nuestras distorsiones y contradicciones, pero no sabemos qué hacer con esto y nos quedamos paralizad@s
  • El estrato implosivo: emergen intensamente todas aquellas fuerzas vitales negadas, se experimenta como un callejón sin salida, una especie de muerte
  • El estrato explosivo: la energía contenida empieza a moverse, entramos en contacto con nuestra parte más auténtica, y experimentamos liberación y libertad

La transformación no sucede normalmente de una vez, sino más bien a través de oscilaciones, o sucesivos procesospersonales que cada un@ vivimos a nuestro ritmo, y que nos permiten ir deshaciendo poco a poco los nudos que impedían que fluyéramos totalmente en la vida.

La terapia Gestalt es una psicoterapia que tiene como objetivo, además de ayudar al paciente a sobreponerse, permitirle llegar a ser más completo y creativamente vivo y liberarle de los bloqueos y asuntos inconclusos que disminuyen su satisfacción óptima, autorrealización y crecimiento.

La pregunta es, ¿es nuestro anhelo de felicidad lo suficientemente fuerte para sostenernos en el proceso? ¿Tenemos el coraje suficiente para cuestionar y a veces desmontar el sistema de creencias que en algunos casos nos ha mantenido en una zona de confort y a la vez encarcelado en un rol y en una vida que no es la que realmente queremos? ¿Estamos preparados realmente para asumir la libertad innata y la responsabilidad que esto conlleva y  que reside en el fondo de nuestro ser?

Carmen Esquilas, una querida amiga comadrona y terapeuta, enviaba hace poco en un mensaje: “Saquemos las fuerzas necesarias para dar un paso adelante que nos haga pasar de la resignación a la acción, de la queja a la búsqueda de soluciones, de la desconfianza al abrazo sincero, de recoger sin vergüenza los trozos de los sueños rotos y volver a empezar, de la autosuficiencia a compartir los éxitos y los fracasos. Hagamos las paces con nuestro pasado para que no arruine nuestro presente.”

Abracemos el reto de abrirnos a la transformación que nos ofrece este tránsito hacia el encuentro de nuestra verdadera esencia y lugar en el mundo, y aunque podamos sentir un cierto el miedo a lo desconocido, rindámonos al potencial y a la sabiduría que habita en nuestro interior.

“El cambio se produce cuando un@ se convierte en lo que es, y deja de intentar ser lo que no es”A.R. Beisser (Teoría paradójica del cambio).

Los terapeutas Gestalt alentamos a nuestros pacientes a hacer suyo todo lo que esté experimentando en ese momento, sea lo que fuere. Pensamos, como Proust, que “para curar un sufrimiento es preciso experimentarlo plenamente”, para desde ahí darse cuenta, tomar conciencia, que cada persona es, en su estado natural, un ser único y total.

 

Por Cristina Melo, Terapeuta Humanista Integrativa